sábado, 7 de abril de 2012

Luis Borges. El Aleph


Aunque muchos aseguren no entender sus textos y otros no lo incluyan entre sus autores favoritos, no hay dudas de que Jorge Luis Borges ha construido, a lo largo de su vida, una sólida trayectoria que le permitió ser considerado como uno de los escritores más destacados de la literatura en español del siglo XX
El poder de la escritura, radica en su capacidad de recrear un mundo o varios; de contar una historia o varias; de hacernos participes de emociones ajenas y de cuestionarnos nuestra realidad inmediata. De esta forma, los autores, principalmente de novela y cuento, (sin olvidar el poder periodístico de la palabra) nos han legado su personal concepción del mundo transmitido exclusivamente con letras y signos. Jorge Luis Borges es un caso insólito de la literatura universal. Su apuesta radica, por su genio y creatividad, en lecturas múltiples de una sola obra. Para Borges, todos los actos suceden al mismo tiempo y en el mismo lugar. Por ello, el autor se obsesiona con sus personajes principales: La otredad es decir el mundo que, sin darnos cuenta, cohabita con el nuestro, el tiempo, el espacio, las matemáticas, el pasado, presente y futuro, los laberintos, los enigmas, las citas culteranas al lado de las apócrifas, la religión y la ciencia, los sueños, y los juegos mentales conforman la compleja lectura de Borges. Sus constantes siempre serán las mismas. Estos son los ingredientes de los diecisiete cuentos que conforman El Aleph, libro que desde su aparición en 1949 ha desatado numerosos estudios en todas partes del mundo.
Una de las tantas historias que creó este argentino nacido en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899bajo el nombre real de Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo fue “El Aleph”, un relato enmarcado en el género del cuento que apareció por primera vez en la revista “Sur” en el año 1945 y, en 1949, fue incluido en el libro homónimo.
Este clásico de la literatura se caracteriza por tener múltiples interpretaciones, entre las que pueden citarse las vinculadas al existencialismo, al humor y al desarrollo metafórico para hacer referencia a la noción de conjunto infinito.
Su estructura es ordenada, elaborada y ofrece una organización concreta cuyo propósito es el de sorprender al lector con la falta de definición de los márgenes entre lo real y lo ficticio. Para lograrlo, el autor se vale de un recurso denominado en francés Mise en Abyme  (Puesta en abismo, según su traducción al español), el cual le permitió incluirse en el cuento como Borges para narrar la historia en primera persona.
Hecha esta aclaración, puede decirse que en “El Aleph” se reconocen tres personajes: el ya mencionado Borges, Beatriz Viterbo, una mujer amada que, ya fallecida, no representa un obstáculo para su veneración y representación narrativa, y Carlos Argentino Daneri, el primo bibliotecario de Beatriz, que confronta con el narrador y utiliza un lenguaje rebuscado para expresarse. A partir de estos tres personajes, el verdadero Borges comienza a construir un relato donde la memoria juega un rol central ya que, tras ser testigo del Aleph, un punto del espacio que contiene a todo el universo, él, como narrador, comienza a preguntarse si en efecto vio el Aleph y lo ha olvidado tal como sucedería con la imagen de Beatriz.
En El Aleph, el autor puede comenzar a narrar una historia y terminar en otra, se cita cual personaje testigo de sus cuentos, nos habla de bibliotecas salidas de su imaginación y rompe completamente con la tradición narrativa contemporánea. Su lectura es un doble reto: a las neuronas y a la imaginación. Las siguientes, son interpretaciones y acercamientos a estos 17 cuentos en busca del argumento de esa.


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