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El poder de la
escritura, radica en su capacidad de recrear un mundo o varios; de contar una
historia o varias; de hacernos participes de emociones ajenas y de
cuestionarnos nuestra realidad inmediata. De esta forma, los autores,
principalmente de novela y cuento, (sin olvidar el poder periodístico de la
palabra) nos han legado su personal concepción del mundo transmitido
exclusivamente con letras y signos. Jorge Luis Borges es un caso insólito de la
literatura universal. Su apuesta radica, por su genio y creatividad, en
lecturas múltiples de una sola obra. Para Borges, todos los actos suceden al
mismo tiempo y en el mismo lugar. Por ello, el autor se obsesiona con sus
personajes principales: La
otredad es decir el mundo
que, sin darnos cuenta, cohabita con el nuestro, el tiempo, el espacio, las
matemáticas, el pasado, presente y futuro, los laberintos, los enigmas, las
citas culteranas al lado de las apócrifas, la religión y la ciencia, los
sueños, y los juegos mentales conforman la compleja lectura de Borges. Sus
constantes siempre serán las mismas. Estos son los ingredientes de los
diecisiete cuentos que conforman El Aleph, libro que desde su aparición en 1949
ha desatado numerosos estudios en todas partes del mundo.
Una de las tantas
historias que creó este argentino nacido en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899bajo el
nombre real de Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo fue “El Aleph”, un relato
enmarcado en el género del cuento que apareció por primera vez en la revista “Sur” en
el año 1945 y, en 1949, fue incluido en el libro homónimo.
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Su estructura es
ordenada, elaborada y ofrece una organización concreta cuyo propósito es el de
sorprender al lector con la falta de definición de los márgenes entre lo real y
lo ficticio. Para lograrlo, el autor se vale de un recurso denominado en
francés Mise en Abyme (Puesta
en abismo, según su traducción al español), el cual le permitió
incluirse en el cuento como Borges para narrar la historia en primera
persona.
Hecha esta aclaración,
puede decirse que en “El Aleph” se reconocen tres personajes: el ya
mencionado Borges, Beatriz
Viterbo, una mujer amada que, ya fallecida, no representa un
obstáculo para su veneración y representación narrativa, y Carlos
Argentino Daneri, el primo bibliotecario de Beatriz,
que confronta con el narrador y utiliza un lenguaje rebuscado para expresarse. A
partir de estos tres personajes, el verdadero Borges comienza a construir un relato donde
la memoria juega un rol central ya que, tras ser testigo del Aleph,
un punto del espacio que contiene a todo el universo, él, como narrador,
comienza a preguntarse si en efecto vio el Aleph y lo ha olvidado tal como sucedería
con la imagen de Beatriz.
En El Aleph, el
autor puede comenzar a narrar una historia y terminar en otra, se cita cual
personaje testigo de sus cuentos, nos habla de bibliotecas salidas de su
imaginación y rompe completamente con la tradición narrativa contemporánea. Su
lectura es un doble reto: a las neuronas y a la imaginación. Las siguientes,
son interpretaciones y acercamientos a estos 17 cuentos en busca del argumento de
esa.
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